Esta historia habla de la misericordia de Dios para sus hijos y de cómo, a pesar de todo lo que hagamos, de cuanta algarroba hubiéremos sido alimentados, si somos ESCOGIDOS por Dios, si en su corazón y en sus propósitos estamos incluidos, Él nos llamará de donde estemos.
Soy el cuarto de seis hermanos, provengo de una familia aparentemente bien constituida, mi madre era una mujer dueña de casa y mi padre un Uniformado de Carabineros, quien ostentaba de las más altas distinciones de la región. Desde que tuve conocimiento siempre vivimos violencia intrafamiliar; mi padre era un hombre castigador, muy severo con mi madre y obvio, también con sus hijos siendo yo el más afectado por sus duros castigos. Nunca entendí porque era así conmigo, pero lo que no entendí en ese tiempo lo comprendí más tarde, era un PLAN de Dios para mí.
El año 1969 a la edad de 13 años, fui tentado y caí en las drogas, viví perdidamente en este vicio durante 12 años. En 1977 fui detenido por la policía en la ciudad de Viña del Mar por tráfico de drogas y consumo de estupefacientes; siendo un hijo de Carabinero me había convertido en un delincuente y drogadicto.
Hasta que en 1981 se apareció Dios en mi camino a traves de una señorita, quien era cristiana y toda su vida había asistido a una Iglesia. Fue muy dura la tarea, nadie confiaba que este hombre de tan mal aspecto, un delincuente, drogadicto, mal vestido, pelo largo, con olor a mariHuana y mirada desafiante, podría algún día cambiar, y a pesar de que no fue fácil para ella ya que era cristiana y muy considerada en su iglesia, esta joven no se dio por vencida.
Después de algún tiempo de amigos, mientras yo insistía en ser su pololo, ella oraba a Dios pidiendo que me rescatara y que mi vida fuera primero para Dios y si era su voluntad, también fuera para ella; esta era su oración: “Primero para ti Dios, y después para mí”. Dios respondió esta oración de Fe y transformó mi vida de un día para otro.
Luego de seis meses de pololeo nos casamos. Nuestro Dios ha confirmado todo, llevamos 37 años felizmente casados, tenemos seis hijos de bien, somos unos locos en Cristo, nada ni nadie podría separarnos del Amor de Dios, soy la prueba del poder, amor y misericordia de mi buen Dios.
Espero mi testimonio sirva para edificar sus vidas y aumentar su Fé, en estos tiempos en donde tan poco dejamos que actúe nuestro Dios. Bendiciones y que Dios nos tenga siempre dentro de su cobertura de misericordia.
Corresponsales Yuvitza OrtIz, Sebastián Campos
Ester Valdebenito Rodríguez