No se dan cuenta de que en una carrera todos corren, pero sólo una persona se lleva el premio? ¡Así que corran para ganar!. Todos los atletas se entrenan con disciplina. Lo hacen para ganar un premio que se desvanecerá, pero nosotros lo hacemos por un premio eterno. Por eso yo corro cada paso con propósito. No sólo doy golpes al aire. Disciplino mi cuerpo como lo hace un atleta, lo entreno para que haga lo que debe hacer. De lo contrario, temo que, después de predicarles a otros, yo mismo quede descalificado.
Pablo compara la vida cristiana a correr una carrera. El Atletismo requiere disciplina. Incluso para aquellos que están en ejercicio, es probable que haya días que simplemente no quieren hacer ejercicio. También hay momentos o circunstancias que impiden que alguien pueda ejercitarse; como por ejemplo una enfermedad.
Desafortunadamente, esas excusas razonables comienzan a convertirse en prolongados ‘peros’, y ya no es uno o dos días sino semanas o meses que perdemos la disciplina.
Lo mismo sucede en nuestra vida espiritual.
Nos conseguimos fuera de la pista. Nos prorrogamos un día, luego una semana y antes de que podamos darnos cuenta nuestras vidas y relación con Dios esta fofa, floja, flácida.
Esto no es para darte una solución, es realmente una reflexión con la que pretendo desafiarte La pregunta es ¿Cómo están las cosas en tu caminar espiritual con el Señor en este momento? ¿Ha salido del hábito de “hacer ejercicio”?
Tal vez has intentando volver a ejercitar tu espíritu, y te sientes incómodo y no sabes por dónde empezar. Si ese es el caso, sacúdete la debilidad y la flojera. Estoy seguro que en muy poco tiempo, podrás volver a la pista, disfrutando de tu tiempo en el “gimnasio”.
Fuente:bibliatodo.com