Doña Irma Seguel Cabezas nace un 12 de agosto de 1935 en Temuco región de la Araucanía, hija del matrimonio compuesto por el hermano José Anastacio Seguel Martínez y la hermana María de la Cruz Cabezas Morales, siendo la menor de la familia Seguel Cabezas, la numero 16 de los hijos.
Su niñez se desarrolla con las dificultades propias de una familia tan numerosa y en la época señalada, pero siempre en relación a una activa vida congregacional en su Iglesia Metodista Pentecostal de Chile Temuco Zenteno. Es en esta Iglesia donde vive sus primeros años con su primer Pastor Luis Pincheira, y especialmente su adolescencia y juventud con su Pastor Mamerto Mancilla Tapia y esposa Pastora Mery, quienes siempre ocuparon un lugar preponderante en su vida. Al interior de la iglesia destaca como una joven sencilla, alegre, y activa integrante del coro a voces, gusto y talento por la polifonía que la acompañó hasta el último de sus días.
En esta corta etapa de vida fallece su madre y un par de años después, su padre, quedando al cuidado de sus hermanas y hermanos mayores, especialmente su hermana Graciela (tía Chelita). Experiencias que forjan en ella una mujer valiente y decidida a salir adelante, esforzada por alcanzar un progreso. Es en ese sentido que ingresa a trabajar en la Clínica de Temuco, inicialmente en labores de aseo, para posterior aprender y ejercer tareas de auxiliar de enfermería destacando en procedimientos inyectables y curaciones, entre otros. Todo esto por el carácter voluntarioso de Irma, siendo muy querida por los dueños y directivos de ese centro de salud privado.
En su vida sentimental desarrolla amistad con un joven de su congregación, el hermano Sergio Lagos Lagos, de origen humilde, del barrio de Pueblo Nuevo en Temuco, y quien había recibido un llamado divino a los 17 años de vida. Esta amistad se inicia en medio de la estricta observancia de sus muchos hermanos mayores. Un hermoso día 05 de febrero de 1955 siendo testigo de esta unión su Pastor Mancilla, Irma y Sergio unen sus vidas en matrimonio bajo la bendición del Señor. A esta fecha ambos jóvenes responsables en su vida cristiana, destacando su novio como un predicador, líder de juventud de su iglesia y oficial de la misma.
Ahora, al matrimonio Lagos Seguel Dios los bendice con sus primeros hijos, el mayor Sergio Mamerto, luego Ana Jeannette y José Eleazar. Sergio e Irma en el año 1959 junto a sus pequeños hijos son enviados por su Pastor y bajo la voluntad de Dios para ejercer el Ministerio Pastoral en la Iglesia de Nueva Imperial, etapa de mucha dependencia en el Señor, siempre cuesta arriba, en la que Irma ya como Pastora destacó como mujer resiliente y decidida a no claudicar, especialmente en la predicación del Santo Evangelio en medio de reducciones mapuches. En esta etapa el Señor le honra con 4 hijos más, Luis Aníbal Fernando, Nardo Avelino (que falleció a los 2 meses de vida), Moisés Avelino y David Alejandro.
El año 1965 la familia pastoral Lagos Seguel es trasladada para hacerse cargo de la Iglesia de Angol, dejando una congregación establecida en Nueva Imperial como testimonio de su trabajo.
En la ciudad de Angol destaca como mujer con un gran liderazgo entre las hermanas y congregación, como así mismo con un alto sentido de cuidado por los demás asistiendo a múltiples personas y domicilios para colaborar con la administración de inyectables según los enfermos la llamaban.
En la Iglesia de Angol es que Irma ve crecer a sus hijos, quienes, criados con modestia y sencillez, se desarrollan adquiriendo talentos musicales para acompañar en el ministerio de sus padres. Mamerto con acordeón, Anita con mandolina, José, Fernando, Moisés y David con guitarra, un gran coro. Muchas son las familias y especialmente hermanas que recuerdan con cariño y admiración a su Pastora Irma en Angol.
En el año 1977 la familia Pastoral Lagos Seguel asume su nueva y ultima Iglesia, Curicó, congregación que tuvo la honra de tenerla como su Pastora y Madre espiritual por 30 años.
Es en esta etapa de su vida ve expandirse su familia, sus hijos contraen matrimonio. Llegan los queridos nietos y desarrolla su rol de abuela, siempre tierna, consentidora, muy cariñosa y orgullosa de todos. Sus nietos dan fe de su gran amor por ellos, jugando a la par con cada uno, incluso en el piso, e inventando juguetes o actividades.
Por las múltiples y altas responsabilidades eclesiásticas de su esposo, llegan al hogar pastoral diversos hermanos, pastores y delegaciones todos quienes conocieron lo hacendosa, hospedadora y gran cocinera que fue la Pastora Irma. Sus hijos pueden recodar como muchas veces toco multiplicar las raciones porque incluso estando sentados a la mesa, sonada el timbre anunciando la llegada de muchas personas, las que siempre fueron atendidas con cariño.
Irma Seguel Cabezas fue una mujer de oración, oración con fervor, buscando el rostro del Señor, para alcanzar su guía y su dirección. Así mismo, para interceder por su familia, por sus hijos a los que ungía en el silencio de noche, y por toda la iglesia.
En su rol de madre espiritual y guía por 48 años ministeriales en 3 ciudades del país, son muchas generaciones que recibieron el cariño y calidez de la Pastora Irma, especialmente la juventud a quienes siempre tuvo gestos, palabras y demostraciones de cariño.
Cuantas son las hermanas en Nueva Imperial, Angol y Curicó que vieron en ella un prototipo a seguir, una expresión de una mujer modelo, y que formaron sus vidas jóvenes, adultas y matrimoniales basadas en la enseñanza de su Pastora Irma. Cuantas esposas, madres y abuelas que han ejercido sus roles considerando el ejemplo y predicación de quien fuera por tantos años su guía. Muchas son, todas dan testimonio y gratitud al Señor por haberle tenido con ellas.
Así mismo, en su rol de Pastora, su incansable trabajo social, y su devoción por atender la clase de Dorcas de cada local en las 3 iglesias que estuvo, en caminos y tiempos no modernos, sin el desarrollo vial y de transporte actual, pero con su valentía destacada que le permitía como fuera, en vehículo, en colectivo, micro bus, incluso hasta en tractor o caminando, pero gozosa de estar con sus hermanas. ¡Cuántos testimonios de estas experiencias quedan en la mente de generaciones!
Además, destacó en su labor pastoral como líder de Pastoras a nivel sectorial y nacional. Esto último muy marcado al asumir la responsabilidad delegada para presidir a todas las Pastoras de la Iglesia Metodista Pentecostal de Chile al fallecimiento de nuestra Diaconisa Marina Daza de Vásquez. Todos esos roles eclesiásticos nunca cambiaron su esencia de vida, su sencillez, templanza y bondad, por el contrario, hermosearon su legado.
En lo domestico fue la amorosa vecina. En lo social fue la distinguida Pastora y muy reconocida en la comunidad y las calles de la ciudad de Curicó.
En lo familiar, fue la gran compañera de vida, el gran amor y maravillosa esposa. Fue la más hermosa, luchadora y cuidadora madre. Fue la cariñosa y respetuosa suegra. Fue la más linda y especial abuelita que todos quisieran tener. Y fue la más orgullosa bisabuela al ver cumplida la promesa de bendición de Dios en su descendencia.
Así mismo, recibió los especiales y delicados cuidados de toda su familia, sus 6 hijos, sus nueras Cinthia, Mabel, Patricia, Roxana y Claudia. Su yerno Raúl. Sus nietos Fernando, Felipe, Débora, Sergio, David, Ignacio, Diego, Javier, Matías, José Matías, Rocío y Martina. De las esposas de sus nietos, Dalia, Bárbara, Rachel, María José y Sebastián. De sus bisnietos Escarlet, Martina, David, Dalia, Cristóbal, Pía y Vicente.
Al día de ayer, 21 de noviembre 2024, a las 05:50 am, a la edad de 89 años, el Señor la llamó a su presencia, dejando un gran legado y testimonio de vida, que pudiese resumirse en las palabras del Apóstol Pablo a Timoteo en la segunda carta, capitulo 4, versículos 7 y 8 : “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me esta guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida”.