La Cena del Señor es uno de los actos más significativos y solemnes en el caminar de un cristiano, ya que a través de esta se conmemora el inigualable sacrificio de Jesucristo hecho en la cruz del calvario para salvar a la humanidad. Además, es el recuerdo de la promesa del Señor de que un día sus hijos estarán junto a él compartiendo su mesa.
El día domingo, 24 de noviembre, en la IMPCH Talca Sur, ministrada por los pastores Jaime Acevedo Cancino y Ruth Arcos Torres, se celebró la cena del Señor, la cual contó con la participación de los Pastores superintendentes José Vega Madrid y Alejandro Pardo Araya, además de los Templos Anexos y los hermanos del Templo Matriz.
El culto comenzó con el himno Nº 204 “Que mi vida entera esté”, y fue coordinado por el hermano Oficial Diácono Juan Arcos Torres, quien hizo una invitación a reflexionar en la vida de Jesús, pues él nació para morir y dar esperanza al mundo perdido, por lo tanto merece toda la gloria y alabanza del corazón.
El pastor Jaime Acevedo fue el encargado de dar la bienvenida a esta solemne ceremonia. También recordó las palabras pronunciadas por Jesús: “Cuánto he deseado estar con vosotros” y señaló que con ese mismo amor el Señor esperaba a sus hijos en la mesa preparada para la cena.
Con las alabanzas “Él vive” y “Su sangre” el Coro Oficial e infantil adoraron al Señor, lo cual produjo gran gozo en cada uno de los corazones presentes.
El pastor Alejandro Pardo hizo incapié en la fe que los cristianos debían tener para participar en esta ceremonia. Igualmente instó a pasar a la mesa con alegría y regocijo, recordando el acto que hizo Dios.
La palabra de Dios fue leída y exhortada por el pastor José Vega Madrid y se encontró en Salmos 103:1-4. Dios, por intermedio del pastor, aconsejaba a la congregación a no olvidar ninguno de los beneficios que el Señor día tras día concede a sus hijos.
Posteriormente, los pastores presentes dieron lectura al ritual de la Cena del Señor, el cual hace mención al rol de interseción que cumple Jesucristo con todos aquellos que le han aceptado y recibido en su corazón. Con el himno Nº27 “Tal como soy”, los hermanos comenzaron a pasar al altar para comer el pan que simboliza el cuerpo de Cristo y a beber el vino que representa a su sangre derramada en la cruz.
Finalmente, con el himno Nº350 “El cordero inmolado” y la bendición del Señor a través del pastor José Vega Madrid concluyó el culto de alabanza y adoración a Dios.
“Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí. De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama”. (San Lucas 22:19-20)
Departamento de Comunicaciones IMPCH Talca Sur.