La víspera de todos los santos la ciudad estaba llena de forasteros que venían para participar en los actos religiosos que se celebran en dicha ocasión. Lutero predicó sobre la conversión de Zaqueo, y al terminar su sermón clavó en las puertas de la iglesia las famosas noventa y cinco tesis. Era el 31 de octubre de 1517, Lutero no desconoce todavía la autoridad del papa ni sueña en romper con la iglesia romana, pero las tesis están saturadas de doctrina eminentemente evangélica, haciendo depender la salvación únicamente de los méritos de Cristo.
Las tesis fueron escritas en latín, pero toda Alemania las leyó en su propia lengua al cabo de dos semanas, y la cristiandad de alrededor al cabo de un mes. Miles de almas saltaron de gozo porque Dios había levantado un profeta que denunciaba los abusos del clero romano y proclamaba la verdad de Cristo. El mismo estaba sorprendido de la gran resonancia que había tenido su protesta, pero quedó convencido de que había llegado la hora de levantar la voz y seguir adelante en una lucha fuerte contra el pecado y el error.
El pueblo alemán comenzaba un despertar espiritual que marcaría un hito en la historia de la humanidad.