La obra de la primera Iglesia
Hemos recibido la comunicación siguiente, fechada en Santiago el 2 del mes en curso:
“Principio pidiendo escuzas a usted por mi tardanza en contestar su apreciable carta, fecha 20 de Octubre.
Nuestras labores son múltiples, ganando nuestro pan en el día y trabajando para nuestro querido Maestro durante la noche, con frecuencia hasta las 12 P.M. Pero, hermano, esta obra que dirije el Espíritu Santo del Señor tan directamente, es tan llena de gloria que no sentimos cansancio a causa de la inmediata presencia de nuestro Señor. “Yo estaré con vosotros hasta el fin”. Glorificamos a Dios a causa del Espíritu de unión que reina entre nosotros; trabajamos con nuestras manos bien unidas, como un solo hombre, en cualquier dirección que el Señor nos indica.
Tenemos nuestro local en calle Romero – con capacidad para 150 personas – y se llena de tal manera que los veteranos quedamos de pie y la multitud llena hasta la mitad de la calle. Hermano, las redes se rompen al peso de la pesca, y muy luego tendremos que ensanchar la casa de oración. El número no es para nosotros la mayor bendición. Lo mejor es la obra sólida que el Espíritu Santo está haciendo en los hermanos. Estamos unánimes, pidiendo la potencia de Dios o las señales de los que creen en Él con todo corazón. Marcos 16:15-20.
Hermano Rojas, no tengo duda que el Señor quiere hacer grandes cosas entre su pueblo. Esperamos que el Padre unirá toda la grey sin distinción y en todos los pueblos de esta nación, para la salud de este pueblo. Esperamos en oración y ruego el “bautismo del Espíritu y fuego”. Estamos en petición en las siguientes iglesias: Valparaíso, Quillota, La Cruz, Llay-Llay y Santiago. También en algunas Iglesias en el Sur. Deseamos “Santidad a Jehová” en nuestras iglesias, en nuestros hogares, en nuestra conversación y trato social; santidad en lo íntimo del corazón, para la gloria y honra del Cordero. Nuestra petición es que la Iglesia de Cristo recobre el poder de la predicación con las señales que confirman la Palabra de Vida; para que los pecadores se salven y no perezcan. No queremos que la sangre de este pueblo sea demandada de nuestras manos. “Hablaremos y no callaremos” para salud de nuestros queridos hermanos que perecen.
Le remito jiro por valor $S, valor de los himnarios, bajo el número 3713. Hermano, agradecemos mucho el envío de vuestro periódico CHILE EVANJÉLICO. Siento no poder mandarle todavía ninguna suscripción a causa de nuestros crecidos gastos de instalación; pero después haré todo lo posible para procurarlas. El jiro que toma esta publicación responde en todo a nuestros ideales. Deseo sinceramente que éste sea el órgano de la Iglesia del Despertamiento” a lo largo de nuestro querido Chile. Salud en el Señor Jesús.
Su hermano en Cristo,
FAUSTINO CONTRERAS.- Fuente: Revista Chile Evanjelico, 12/11/1909