Durante el período en el cual estuvo al frente de la Iglesia, el Pastor Umaña Salinas ésta comienza a desarrollarse tanto a nivel de su Iglesia local como a nivel nacional, con un sin número de locales entregados de la Iglesia de Jotabeche para convertirse en iglesias matrices con sus propios pastores, además de otras grandes ciudades, pueblos e incluso campos del país. Nuevos Locales de “Casa de Dios y Puerta del Cielo” en la década de 1930 a 1940 se abren en Laja, Renaico, Nancagua, Chillán Viejo, Collipulli, Temuco, Lautaro, Nueva Imperial, Carahue, Illapel, Isla de Maipo, La Granja, Sewell, Caletones, Machalí, Peumo, Arauco, Negrete, Puerto Saavedra, Victoria, Osorno y Traiguén. Además se fundan las Iglesias de Valdivia y Puerto Montt. Las Iglesias más grandes empiezan a ampliar su circuito y la presencia Metodista Pentecostal se hace notar en las comunidades, reavivando la fuerte oposición de la iglesia dominante y al mismo tiempo la defensa de los grupos de libre pensadores y corrientes políticas laicas.
Se recuerda en estas líneas a los beneméritos pastores a cargo de aquellas primeras obras, que tanto fruto han entregado para la Iglesia. Además del Pastor Umaña, de la Primera Iglesia de Santiago, quien también ejercía como Superintendente General de la Misión, a los pastores José Mateluna Berrios pastor de la Iglesia en Rancagua y su extenso circuito; al Pastor Domingo Taucán y su enorme obra en los alrededores de Chillan. Al Pastor Luis Pincheira, de la Iglesia de Temuco y que se extendiera hasta Puerto Montt, el Pastor Daniel Venegas en la ciudad de Concepción y sus zonas aledañas con un agotador e incesante trabajo, abriendo locales, dirigiendo congregaciones. También están en la administración la figura del Superintendente de Distrito en aquellas zonas, a saber: Pastor Umaña de Rancagua a Valparaíso, Pastor Mateluna de Rancagua a Chillan, Pastor Taucán de Chillán a Temuco y Pastor Pincheira de Temuco a Puerto Montt. Con medios materiales muy precarios, y sistemas de transportes caros e incómodos; en comunidades que no les eran precisamente propicias; con Iglesias pequeñas y de escaso aporte material, estos ilustres hombres de Dios dieron lo mejor de sus esfuerzos para la honra del Evangelio y crecimiento de la Iglesia Metodista Pentecostal de Chile en esta década.
Como no recordar a tantos varones y damas del Señor que, con dedicación y sacrificio, consagraron sus vidas a la extensión de este bendito Reino de Dios; para alcanzar con el Evangelio hasta lo que hoy es la Décima Región de Los Lagos, una verdadera hazaña considerando que los viajes de aquel entonces no tienen la más mínima comparación con las comodidades existentes hoy.
La obra prosigue y entre 1941 y 1950 se extiende poderosamente en Santiago, Valparaíso, Concepción y sus alrededores, y además en las localidades de Lo Espejo, Malloco, Copiapó, San Javier, Molina, San Clemente, Santa Bárbara, Curanilahue, San José de Maipo, Chimbarongo, Calama, El Noviciado, San Miguel, Codegua, Coelemu, Rahue, Coihueco, Coronel, Duqueco, Renaico, Corral, Miraflores, Sauzal, Yumbel, Penco, Fresia, Rancagua y Santa Cruz, por nombrar algunos lugares.
En 1950 se celebra en la ciudad de Tome una muy importante Conferencia Anual, pues en ella se adoptan acuerdos de trascendencia para el futuro de la Iglesia. Allí se estableció que los cargos del ministro de Dios empezarían en un escalafón con el grado de obrero y terminaría en el Presbiterio, había distancia de un número suficiente de años para probar el trabajo y experiencia de aquel que es ascendido. Igualmente se creó el cargo de Obispo y fue honrado el Superintendente General a la fecha, Reverendo Manuel Umaña Salinas, siendo de esta forma el primer Obispo de la Iglesia Metodista Pentecostal de Chile y el primer Obispo Pentecostal chileno. Máximo cargo en la actualidad de la Iglesia Metodista Pentecostal tanto en Chile, como las iglesias filiales de países extranjeros, de hecho la Iglesia Metodista Pentecostal de Argentina, que trabaja en forma independiente conserva esta figura de Obispo como su máxima autoridad nacional, en la vecina República.
Al comenzar la segunda mitad del presente siglo, la Iglesia se encuentra floreciendo, pujante, llena de poder que había recibido de Dios en 1909. A las congregaciones que ya se habían extendido en las décadas anteriores y que siguieron un fuerte ritmo expansivo, se agregaron las de localidades como Las Condes, Curacaví, Vallenar La Serena, Nos, La Estrella, Villa Alegre, Santa Ana de Queri, Quimes, Quirihue y, en el extremo sur, Río Frío y Villarica. También empieza la expansión Internacional, con el establecimiento de Iglesias en Oruro, Bolivia y en Mendoza, Argentina. Durante este periodo la Iglesia se apresta a celebrar sus 50 años de existencia en Chile. Tal celebración se efectúo en el mes de Septiembre de 1959, con reuniones y desfiles en diversas ciudades del país, siendo la más importante la del Cincuentenario, efectuada en Santiago, con un impresionante desfile de más de 60.000 personas, realizado el Domingo 13 de Septiembre de ese año.
Simultáneamente en 1959 comienza una fase de extensión entre Temuco y Valdivia que habría de ser muy significativa para la obra de la Iglesia. Así tenemos que desde el pueblo, en aquel entonces, hoy ciudad de Villarica, se empieza un trabajo misionero que abarca muy especialmente a las comunidades mapuches, haciendo que cada vez sean más cortas las distancias entre los pueblos en que se establecen las Iglesias con pastores.
La década de 1960 traería grandes cambios al mundo, a Chile y muy especialmente a nuestra Iglesia. Al natural crecimiento ya experimentado en los años anteriores, se produce en esta etapa la fuerte explosión de nuevas Iglesias en Chile y en las filiales, especialmente en Argentina.
En Chile se fundan las Iglesias de Arica, Iquique, Tocopilla, Serón y Los Vilos en el norte. En el centro y sur, las de Villa Alemana, Quilpué, Las Ventanas, Peñalolén, Santa Cruz, Molina, Yungay, Cañete, Curacautín, Lanco, Puerto Natales, San Fabián de Alico, Pilpilco, Loncoche, Río Bueno, Purranque, Los Muermos, Castro, Puerto Aysén, Ancud, Quellón y Ñipas. Y en Argentina, la obra se extiende a Buenos Aires y otras Iglesias en Mendoza, Bahía Blanca, Rosario, Tucumán, Santa Fe, Torquist, Cipolletti, Río Negro y Comodoro Rivadavia.
El 2 de agosto de 1964, fallece el Pastor y Obispo Manuel Umaña Salinas, debiendo elegir con este acontecimiento al sucesor del Obispado de la Iglesia Metodista Pentecostal de Chile.