Internet es refugio de miles de millones de páginas web con distintos temas. Lo más impensado para la persona común, alguien ya lo pensó y lo publicó por Internet. Cada día son muchísimas páginas publicadas, muchísimo el contenido dispuesto y muchísimos sus consumidores a nivel mundial. Resultaría, por lo demás, descabellado siquiera pensar que existan organizaciones que realicen un control exhaustivo de tales contenidos, libertad que se le es dada a inescrupulosos y malhechores a cometer los más bajos y oscuros delitos a la sombra de una pantalla y un teclado. El año pasado en esta sección se tocaron diversos temas acerca de esto, por lo que antes de seguir te invitamos a leer estos artículos y tomar resguardos en tu experiencia por la red.
Los delitos sexuales, tristemente, son pan de cada día en Internet, pero a finales de febrero las redes sociales se llenaron de denuncias en contra de un sitio chileno llamado nido.org. Estas denuncias se viralizaron como la espuma, logrando que la PDI (Policía de Investigaciones) investigara lo sucedido. Estas acciones terminaron con el suicidio del presunto administrador de la página y con el boicot de las páginas donde alojaban el contenido de nido.org por parte de hackers.
Pero entendamos de qué se trata esto: los imageboards (foros de imágenes) llevan un buen tiempo funcionando. El más conocido de todos ellos es 4chan (creado en 2003), sitio polémico porque en él se mantiene la filosofía del “todo vale”. A través de post e imágenes publicadas de manera anónima por miles de internautas, 4chan ha sido testigo de anécdotas y escándalos descabellados, que van desde la filtración de información clasificada hasta fotos de cadáveres y planes de asesinato. Este sitio tuvo una versión chilena, un símil, llamado 6chan que, en un principio, solo alojó contenido de la cultura japonesa y animé, y con el tiempo todo se desvirtuó. Algunos miembros de 6chan comenzaron a extorsionar y acosar mujeres que hacían cosplays (interpretación disfrazada de un personaje específico), publicaban videos hentais (pornografía animé) alusivos a menores y terminaron colgando pornografía infantil, razón por la que en 2011 se realizó una redada y atraparon a varios de estos usuarios. Estos usuarios de 6chan comenzaron a popularizar el término Choroy, con el que se identificaban.
6chan es el más importante precedente de lo que hoy es nido.org, un sitio imageboard que siguió los mismos pasos de su predecesor. Funcionaba tanto en la web como en Telegram, una aplicación de mensajería. Se compartían fotos íntimas e información privada de las víctimas sin su consentimiento, e incluso se vanagloriaban de sus cometidos, lo que propiciaba así acciones de acoso virtual y físico contra ellas. Sumado a esto, se investiga el presunto nexo de nido.org con la desaparición de Fernanda Maciel. Y esto sigue creciendo, llegando incluso a presuntos secuestros, la tortura física, sicológica y sexual, explotación sexual infantil, pedofilia y la facilitación de drogas ilegales y compuestos usados para someter a las víctimas a su voluntad. Las denuncias contra nido.org se comenzaron a sentir tibiamente en 2018, pero el pasado lunes 25 de febrero estas denuncias crecieron exponencialmente gracias a las funas realizadas en redes sociales y la ayuda de la organización hacker Anonymous Chile, filial chilena de Anonymous, quienes dieron con el nombre del presunto administrador de esta página: Lamuel Donoso Moscheni.
Donoso Moscheni tenía 31 años, era una persona – según Vicente Moscheni, primo de Donoso – inestable sicológicamente. Alumno de buenas calificaciones en el colegio, aunque de su conducta no se tiene mayor información puesto que el establecimiento educacional donde él estudiaba cambió completamente de administración en 2017. Además se sabe que ganó un litigio a Facebook por el uso del dominio fbook.cl, donde Donoso planeaba alojar una página de búsqueda de libros para fomentar la lectura en la juventud chilena y acercar la literatura por medio de Internet.
El cuestionado tenía un libro inscrito a su nombre en la web El Librero, llamado “El Intruso”. Una lectora que leyó el libro publicó: “El libro nos deja en claro desde su inicio que es una autobiografía, quien ha tenido una vida un tanto difícil, ya que ha tenido que lidiar desde pequeño con demonios externos e internos. Se entiende que por estos problemas de su niñez y adolescencia se haya encadenado una enfermedad mental en su adultez”. Además sostiene que el libro muestra que el protagonista siente atracción sexual hacia las niñas de 11 a 16 años, que posteriormente llega a enamorarse de una mujer de 22 años que, según él, le quitó la dignidad y el dinero. A raíz de esto empezó a tener relaciones sexuales con todo lo que tuviera agujero. Finalmente cuenta que le generó confusión el episodio con una niña de 13 años y un sueño que tuvo con otra niña de 14 años, que él piensa que fue real, pero que sin embargo no lo es.
A raíz de la investigación de la PDI y de la filtración de sus datos personales por el grupo Anonymous, Donoso Moscheni se suicidó lanzándose a las vías del Metro de Santiago en la estación Grecia de la Línea 4 el martes 26 de febrero a las 21:40 Hrs. Además se incautó un computador de Donoso el cual será periciado por la PDI.
Nido.org ha intentado ocupar otros dominios al interior de la web, pero Anonymous Chile los ha hackeado con éxito. Hasta la mañana del viernes 1 de marzo el número de denuncias contra nido.org han llegado a 121, con la posibilidad de que este número crezca. La mayoría de estas denuncias son de publicación de fotos íntimas sin el consentimiento de las víctimas y por extorsión.
Es de suma importancia cuidarse de un delito virtual, no publicar fotos que sean susceptibles de ocuparse de mala manera (nudes, fotos provocadoras y en especial fotos de niños). Tampoco publicar datos personales ni menos sus redes sociales a personas desconocidas. Son tiempos donde el internet avanza demasiado rápido y ser precavido es lo que puede salvarte de que te hagan daño. Apoyen a sus hijos en esto y hagamos de internet una buena experiencia.
Escrito por: Corresponsal Diego Gárate Sanfuentes, IMPCH Graneros