Este reciente sábado 14 de diciembre del año 2019, en un sector semi urbano, a las faldas de los cerros de la ciudad de Coquimbo, con sus calles de tierra y casas aisladas, donde aún el acceso a la luz y el agua es limitado, allí se inauguró el templo de la Clase Arca de Noé, que en sus comienzos era muy pequeño, hecho de material ligero y piso de cemento, pero que se convirtió en un faro de luz en el llamado sector El Sauce de Coquimbo.
Todo esto comenzó en el corazón del Encargado, hermano oficial diácono Roberto Nicolao, junto con hermanos y hermanas, la mayoría ancianos vigorosos que a su larga edad, aún salen a las calles a predicar. Este anhelo de esta pequeña congregación, la tomaron como suyo el Cuerpo de Voluntarios de la Iglesia.
Un grupo de varones valientes, con varios problemas de salud y cesantía, pero que no dudaron en ofrendar sus vidas para trabajar arduamente sin cesar, en lo que sería el cumplimiento del anhelado templo.
Este Cuerpo de Voluntarios, liderado por los hermanos César Ibáñez y Jorge Marambio, se movilizaron de muchas maneras para conseguir los recursos financieros y materiales, lo que llevó al compromiso de algunos miembros de la Iglesia matriz, a ser reales colaboradores silenciosos para el avance de la construcción, aportando con cuotas mensuales con la finalidad de que dicha obra no se estancara por ningún motivo.
De esta manera, se materializa este anhelo, en un hermoso templo construido de material sólido, con un bello altar y piso cerámico, contando con un amplio espacio para el comedor y estacionamiento y además baños de mejor calidad, y todo esto para la gloria de Dios y la extensión de su reino en este sector donde no hay iglesias de ninguna denominación y religión, pero que sabemos que la necesidad del Evangelio existe en cada persona que aún no conoce a Cristo.
Fue así que se celebró la Inauguración de la Clase Arca de Noé, como se le ha denominado desde los inicios de su existencia, con una hermosa predicación a la calle, y celebrando el ritual de consagración. Luego de ello, se dio inicio a un culto especial, donde hubo hermosos reconocimientos a aquellos hermanos y hermanas colaboradores, como así también a los varones constructores del templo.
Es relevante mencionar, que la Palabra de Dios se encontró en el libro de Génesis 28:10-22, la cual estuvo a cargo del siervo de Dios, Sergio Ibáñez M. En su sermón resaltó la importancia de ser agradecidos por la elección misericordiosa de Dios para hacernos sus hijos, y que esa bendición nos seguirá a nosotros y nuestras generaciones, y que no importa si la situación actual se torna oscura, pero Dios siempre nos sustentará con su mano, y podremos ver la bendición total prometida.
Con ese hermoso mensaje, la congregación agradeció adorando al Señor, con mucho gozo y pasión, donde la presencia de Dios se hizo sentir de una manera muy especial llenando las vidas presentes.
A Dios sea toda gloria, porque su obra en Coquimbo avanza.
Comunicaciones IMPCH Coquimbo, sector 3