Autor: Luther Bridgers
No todos nuestros himnos tienen una historia feliz. Detrás de muchos cánticos se encuentran siervos de Dios que irrigaron con sus lágrimas la viña, y cuyas poderosas composiciones nacieron del dolor y hasta de la muerte. Una de ellas es “Hay un canto nuevo en mi Ser”, que nació de una fe genuina en medio del dolor más profundo.
El joven predicador Luther Bridgers (1884-1948) llegó con su familia a casa de sus suegros, pues iba a predicar en una campaña evangelística en ese pueblo. La reunión familiar fue gozosa, y sus hijos jugaron felices con los abuelos. En la medianoche, la casa fue consumida por un fuego, y a pesar de muchos esfuerzos, solo salieron con vida Bridgers y sus suegros. Murieron su esposa y sus tres niños. Sin poder comprender ese horror, este hombre se aferró, no obstante, a las firmes promesas del Dios Todopoderoso, quien le regaló este y otros himnos. Bridgers también pudo servir al Señor como misionero en Bélgica, Checoslovaquia y Rusia.
Letra
Hay un canto nuevo en mí ser,
Es la voz de mi Jesús
Que me dice: Ven a descansar,
Tu paz conquisté en la cruz.
Cristo, Cristo, Cristo,
Nombre sin igual;
Llena siempre mi alma
De esa nota celestial.
Tengo, de su gracia celestial,
Gozo en su santo amor,
Y riquezas fluyen a raudal
Desde el trono del Señor.
Por las aguas hondas me llevó,
Pruebas en mi senda hallé;
Mas por el sendero me guío
Y sus huellas seguiré.
Cristo en las nubes volverá,
Bajo el bello cielo azul;
El entonces mi alma llevará
A vivir en gloria y luz
Letra original de este himno, en nuestro himnario es el N° 281.
Recopilación de información: Hermano Mario González Ney