Ex musulmán sanado por Dios afronta sus adversidades con valentía

A pesar del sufrimiento y la persecución, un ex musulmán africano sanado por Dios, reconoce que Dios es bueno y enseña que, un problema no es accidental, ni motivo para rebelarse contra Él.

Awel, es un hombre larguirucho que procede de una zona remota en el cuerno de África. Él fue el imán principal de su mezquita cerca de siete años. Su vida se volvió bastante difícil cuando contrajo una enfermedad que afectaba sus órganos, hizo lo posible por sanar pero no tenía esperanza. En su último día en el hospital, algunos cristianos oraron por su salvación y sanidad y, tan pronto como terminaron, Awel sintió que el dolor desaparecía.

La sanidad no sólo fue física. “Después de orar por mí, algo en mi interior cambió. Aquella misma noche tuve una visión en la que un hombre grandioso como un león, pero más hermoso que cualquier ser humano, vino de los cielos y me dijo ‘soy Jesús y soy paz‘”, aseguró Awel. Conmovido por el milagro, él y su esposa decidieron seguir a Jesús. Así que, toda la familia caminó durante siete horas hasta llegar a la iglesia para ser discipulados.

Pero sus hermanos dijeron que estaba loco, le pusieron un saco de veinte kilos en sus hombros y le hicieron andar de vuelta a casa con sus manos atadas a la espalda durante siete horas, pegándole continuamente. Al llegar, tenía la muñeca rota y en aquellos momentos, tuvo dudas y pensó en volver al islam. Pero recordó su curación milagrosa y le confesó aquellos pensamientos al Señor.

Por desgracia, su esposa no soportó la presión y le abandonó, llevándose a sus hijos y la mayoría de sus posesiones. Con el corazón roto solo dijo: “Dios es bueno en todas las cosas. Yo perdí mucho, pero soy feliz gozándome en Cristo. Cuando hay persecución solo canto. Todas las cosas que he perdido son de este mundo, pero mi regocijo está en los cielos, en lo eterno”. Desde entonces Awel no ha dejado de recibir ayuda gracias a su fe.

Fuente: protestantedigital

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