Al contemplar las fotografías de los huracanes más grandes de la historia, entre tanta destrucción, es sorprendente ver que siempre hay algo que permanece en pie, y es la palmera.
Las palmeras son delgadas y esbeltas, motivo por el cual muchos llegan a considerarlo como un «árbol frágil». Sin embargo, estos árboles con apariencia de debilidad son capaces de mantenerse en pie luego de las tormentas.
Hay dos cosas esenciales que se pueden aprender de este maravilloso árbol.
«Haz sido diseñado para superar las tormentas»
Una de las cualidades de la palmera, es que son muy flexibles y se dejan empujar y zarandear en vez de ofrecer resistencia a los vientos huracanados, este es un mecanismo que han ido desarrollando con el paso del tiempo.
«Todas las situaciones que llegan a nuestra vida sean buenas o malas tienen la finalidad de dejarnos una lección, si las cosas no salieron bien a la primera, ya sabremos como actuar la próxima vez. Al igual que la palmera, es necesario que no resistamos la tormenta, sino que aprendamos a ser flexibles ante ella, sabiendo que, aunque nos empuje de un lado a otro no podrá tumbarnos jamás, porque Dios no coloca en nosotros cargas que sean imposibles de soportar (1 Corintios 10:13)
«Aunque caigas debes ponerte en pie»
Otra cualidad importante de la palmera es que ha aprendido a echar raíces profundas, las cuales le permiten doblegarse hasta tocar con sus ramas la tierra, pero pasada la tempestad se ponen de nuevo en pie.
«Puede que la tormenta le haya doblado un poco, hasta el punto de hacerle tocar el suelo, pero descuide, lo más importante es tener el deseo de levantarse y seguir adelante. Es necesario saber dónde está parado, tener bien claro quién es usted en Cristo Jesús, porque de esta manera logrará tener raíces profundas que le permitirán levantarse del suelo y seguir adelante. Cuando este atravesando por un momento difícil, recuerde siempre a la palmera».
«El justo florecerá como la palmera; Crecerá como cedro en el Líbano», Salmos 92:12
Fuente: bibliatodo.com