DIOS lo restauró de diversos traumas para ser de bendición para muchos

Dios le enseñó que el “perdón es renunciar al derecho de lastimar a aquellos que lo lastimaron”. Conocido en el mundo entero por su doloroso pasado, lleno de abusos y traumas, del que Dios lo rescató para otorgarle una nueva vida en Cristo. Víctor Marx, en la actualidad, se dedica a propagar el evangelio, ayudando a aquellos que padecen lo que él pasó.

Su padre, un proxeneta y traficante de drogas, lo abandonó y no quiso reconocerlo como hijo. Cuando tenía solo 5 años, fue abusado sexualmente por un pederasta que intentó matarlo para silenciarlo. De adolescente, sufrió la violencia física y psicológica de varios padrastros. Se sumergió en las drogas en un esfuerzo por escapar del dolor y los traumas de su infancia.

Escapó de su tormentosa vida y se unió a las Fuerzas Armadas de los EE.UU. Un día su padre biológico se puso en contacto con él. Lo último que Víctor había escuchado de él era que practicaba brujería. Sorprendentemente, a través de una carta, su padre se disculpaba por haberle fallado y le comentó que había entregado su vida a Cristo.

Después de ver el cambio en su padre, entregó su vida al Señor, rogándole que por fin todo su sufrimiento terminara. Jesús le enseñó a perdonar a todos los que lo lastimaron. Nuestro Dios lo envió a buscar a su primer padrastro, un anciano moribundo, quien luego de oír el Evangelio, aceptó a Cristo.

Nuestro Dios es un Dios que restaura todas las cosas. Víctor, ahora casado y con cinco hijos, ha creado una fundación, All Things Possible Ministries, para ayudar y compartir la Palabra de Dios a jóvenes con traumas, a víctimas de la trata de personas y a muchachos en las cárceles.

Desde el 2014, ha comenzado a realizar misiones a Irak, Siria, Nigeria, Birmania y Camboya. Con la ayuda y bendición de Dios, All Things Possible Ministries ha otorgado más de 21 mil juguetes a niños traumatizados por la guerra. Muchas personas se preguntan por qué un Dios “bueno” permite el sufrimiento, pues “las peores cosas de la vida, las mayores injusticias, en realidad, Dios las cambia para siempre”, responde Víctor.

Fuente: Impacto Evangelístico

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