En esta fecha, tan especial para los cristianos que aman la Palabra de Dios y recuerdan la primera impresión de la Biblia, vaya nuestra consideración y respeto por aquellos que dieron sus vidas por entregar la Santa Palabra; por los que la tradujeron a los diferentes idiomas; por los que la reparten en libros y/o porciones en los distintos lugares del orbe, en libertad o en secreto, porque su difusión en muchas partes está prohibida.
Y por cierto, a todos los que predicando el Santo Evangelio de Jesucristo, la ocupan como fuente de alimentación espiritual cada día. Y como base de la predicación en calles, plazas, templos y medios de comunicación.
La Biblia impresa en el siglo XV y hoy reproducida por todos los medios tecnológicos, ha sido la luz que ilumina la predicación del Evangelio. Quiero terminar recordando una parte del himno “Santa Biblia”, compuesto por el hermano Oficial Metodista Pentecostal Hernán Gálvez Gálvez, quien trabajando en su labor secular, recibió esa revelación de este himno, que transcribimos:
“Santa Biblia eres tan maravillosa
Para el cristiano es la bendición del cielo
En tus libros hay escritas grandes cosas
Cual testimonio de la vida del Cordero.
En la Biblia yo encontré la medicina
Para curar mi pobre alma atormentada;
Es tan bella, tan hermosa tu doctrina,
Por el Espíritu de Dios es revelada.”
Todo hijo de Dios debe tener su Biblia. Leerla, asimilarla, practicar su enseñanza, inseparable compañera en su ruta hacia el Reino de los Cielos.
Que Dios le bendiga.