Testimonio de sanidad a través de la oración
Muchas veces podemos decir yo llevo 5, 10 o 3 años en la iglesia, tal vez podemos llevar toda una vida dentro de la iglesia, pero si nuestro corazón y nuestro actuar no es correcto no podemos decir que conocemos a Dios y Él toma los medios para que volvamos nuestra mirada hacia Él.
Años atrás con mi esposo pasábamos por un buen tiempo económico, llevábamos 10 años dentro de la iglesia y sentíamos que teníamos todo, pero el corazón de mi esposo se estaba endureciendo porque lo teníamos todo. Él oraba al Señor pidiéndole que por favor renovara su corazón; mi esposo deseaba volver a sentir a Dios en su vida, que cuando escuchara su palabra, su corazón fuese sensible a su voz y para eso necesitaba tener este encuentro real con el Señor y así fue como el Señor tomó a Maximiliano, mi hijo menor, para volver nuestra mirada a Dios. Llegamos un día de la Iglesia y yo acosté a mi hijo, luego por ese instinto de madre, lo fui a ver y prácticamente estaba sin vida, le grite a mi esposo para que viniera a verlo, me dijo que fuera a buscar al médico que vive al lado de nuestra casa. Cuando llegó el doctor a verlo ya mi hijo estaba casi sin signos vitales. Lo trasladamos al Hospital y allí estuvo agonizando 11 días. Durante esos días en coma, todos sus exámenes salían malos su cerebro de desconectó y no había nada más que hacer, once días al lado de mi hijo orando sin cesar, de corazón confesándome junto a mi esposo ante Dios porque le necesitábamos.
La enfermera que cuidaba a Maximiliano me dijo un día que llevara a un cura o a alguien que le diera la extremaunción; sí, le dije, mi Pastor, si me autoriza yo lo llamo, pero como Dios es todopoderoso, mi Pastor Héctor Reyes Arriagada de la Iglesia de Lirquén donde pertenecemos, ya estaba en el hospital junto a mi Pastora Carmencita Mellado Mellado (En la presencia de Dios). Ella con su amor me reconfortaba, Dios sabía que era el día en que mi esposo tenía que hacer un nuevo trato con Dios. El médico de cabecera autorizó a mi Pastor para que pasara a orar por él, porque ya no había nada más que hacer; pero el también traía un mensaje de Dios para mi esposo. Mi pastor Héctor, usado por el Espíritu Santo, ungió a mi hijo y le habló a mi esposo y le dijo: “Hijo, esta prueba es para ti, pero no es para matar tu espíritu, si no para darte una nueva oportunidad. Tú has pedido que yo cambie tu corazón y yo te he respondido y he tomado a tu hijo de esta forma para poder cambiarte”; mi Pastor le preguntó que si creía en Dios, “Sí” respondió mi esposo. El Espíritu Santo siguió hablándole diciendo: “en tres días tu hijo va a despertar”. Los médicos que escucharon se miraron sin entender nada de lo que acababan de escuchar.
Esperamos los tres días pacientemente en Jehová y Él escuchó nuestro clamor. Al tercer día fue nuevamente mi Pastor en la mañana junto a mi Pastora Carmencita; pasaban las horas, ya se estaba terminando la tarde y mi hijo no despertaba, de repente se abren las puertas de la UCI de par en par y sale una enfermera y nos hace señas, en nuestro corazón clamábamos al Señor para que nos diera fuerzas ya que no sabíamos lo que estaba pasando. Llegamos a la sala de la UCI y mi Hijo había despertado, los médicos, las enfermeras pudieron ver resucitar a mi niño; según ellos, si nuestro hijo despertaba no nos iba a conocer, no lograría caminar y hoy mi hijo va a cumplir 10 años y es un niño feliz para la gloria de Dios.
Cuando decimos que servimos a un Dios vivo, tenemos que creer. La oración de una madre puede mucho, es una buena arma, no importa en las condiciones que estemos “La oración Dios la escucha cuando viene de un corazón humillado”.
Cada día que veo a mi hijo despertar, cada día que me dice mamita te amo recuerdo que ese día, no solo el Señor resucitó a mi hijo, resucitó también a mi familia y también a nuestro matrimonio.
Hermana Karen Aguayo Carrillo IMPCH Lirquén
Corresponsales: Ester Valdebenito Rodríguez, Yuvitza Ortiz Orellana