El pastor Héctor Calderón nace el 24 de Agosto de 1936 en la localidad de El Monte, Región Metropolitana. Sus padres fueron don Manuel Calderón Orellana y doña Bienvenida Díaz Cubillos.
Muy pequeño se le diagnosticó una enfermedad muy grave, siendo el momento para que Dios se manifestara en amor y misericordia con su vida, sanándolo completamente. Su infancia se desarrolló de forma normal hasta los 12 años, ya que con la muerte de su padre tuvo que irse a vivir a la comuna de Rengo, lugar donde da sus primeros pasos en el evangelio.
Con 14 años de edad se traslada nuevamente a Barrancas, actualmente Pudahuel, presentándose una enfermedad en sus pulmones sin sanidad, siendo desahuciado. La enfermedad evolucionó rápidamente, pero Dios una vez más estuvo presente en su vida. Un día jueves fue llevado en brazos a Jotabeche. En dicho lugar, quien fuera el Obispo Manuel Umaña Salinas realiza un ungimiento, donde un calor comenzó a bajar, sintiendo completa sanidad para su vida. Al finalizar el pastor Calderón expresa “Señor, dame pulmones de acero para predicar tu evangelio”. Sin duda, Dios contestó su petición.
Luego de esta tremenda manifestación del amor de Dios, el pastor Héctor comienza a predicar el nombre de Dios, en principio con una guitarra hecha de cajón manzanero. Pese a lo anterior, su ánimo nunca decayó, siendo nombrado posteriormente Jefe de Coro.
A los 17 años, en Junio de 1954, contrae matrimonio con la hermana Edith Guillermina Castillo Arquero, naciendo 7 hijos: Héctor, Daniel, Elías, Basti, Jacobo, Abraham y Pablo.
Con 20 años de edad se traslada a la Iglesia de Limache, con el propósito de apoyar a su enseñador, el pastor Segundo Dotte Tamayo. En este lugar fue nombrado predicador, oficial diácono y Ayudante de pastor, teniendo la bendición de que el pastor Dotte lo considerara su amigo. Estuvo en Limache hasta el año 1967, siendo nombrado pastor Obrero, enviado a la segunda Iglesia de Illapel, para abrir obra en la viña del Señor. En Illapel estuvo alrededor de 6 años, dejando una hermosa congregación, hogar pastoral, templo matriz y 3 templos anexos.
Los años 1971 y 1974 fue ascendido a los grados eclesiásticos de pastor Diácono y Presbítero, respectivamente.
En el año 1973 fue trasladado a Viña del Mar, a la Iglesia de Santa Inés, siendo una de las iglesias que predicó el evangelio con ahínco, aún siendo resguardados en su labor, pudiendo desarrollar cultos y alabando el nombre de Dios.
Entre los cargos que ocupó destacan pastor Superintendente, Integrante de la Comisión de Orden, Ascenso y Disciplina, Integrante del Honorable Presbiterio Mayor, integrante de la Comisión de ética, formación e idoneidad ministerial, entre otros, estando siempre dispuesto al servicio de Dios.
En el año 1984 llega a la Iglesia de San Clemente, siendo enviado por el Obispo Mamerto Mancilla Tapia, llegando a una localidad de pura tierra y cerros. En este lugar la bendición de Dios es derramada por completo en la vida del pastor Calderón. Comienzan con la reconstrucción del templo, se suman más templos anexos en los campos, siendo muy bendecidos por Dios. ¡La obra del Señor no se detiene!.
Sus años en San Clemente fueron de crecimiento espiritual y material, aún no exento de pruebas. Tal como la enfermedad que sufrió su esposa la pastora Guillermina Castillo, por 12 años, siendo llamada a la presencia de Dios el 29 de enero del año 2003 y recibiendo, desde entonces, con más fuerza el apoyo de su hija la hermana Basti Calderón Castillo.
Los años posteriores, continuó en la administración de la Iglesia, cumpliendo 55 años de ministerio, viendo en cada área de su vida el amor, misericordia y bendición de Dios.
Su Iglesia siempre le recordará como un siervo de Dios entregado en su obra, cariñoso, estricto, preocupado de la hermandad de los campos, del Templo Matriz, predicador de la calle junto a su acordeón, responsable, motivando siempre a sus hermanos a predicar el evangelio, dadivoso y preocupado de sus consiervos.
Pastor Héctor Calderón Díaz ¡Nos veremos pronto en gloria!
Oí una voz que desde el cielo me decía: Escribe: Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen.
Apocalipsis 14:13