ENCARNACIÓN FUENTES OLATE VIUDA DE REYNERO
La Pastora Encarnación del Carmen nace en los campos de Nueva Imperial, el 23 de mayo de 1934. Fue la mayor de seis hermanos.
Como su padre administraba un fundo, debió trabajar desde los 12 años de edad preparando fondos de comida para los trabajadores. Por esta razón no tuvo tiempo para amigas, ni tampoco disfrutó de su niñez.
Tenía catorce años de edad cuando conoció a Sergio Hernán Reynero Droguett, un chillanejo bien parecido y de espíritu aventurero que había llegado a Nueva Imperial en búsqueda de nuevos rumbos. Así vivía él, hasta el 21 de abril de 1947, día en que acepta a Jesucristo por medio de una predicación en la calle.
Fue en la modesta Iglesia Metodista Pentecostal de Nueva Imperial, entonces gobernada por el pastor Moisés Beltrán, donde conocería a Encarnación.
“Ella llegaba a las reuniones acompañada por su hermana y su cuñado, y aunque yo no acostumbraba a mirar para el lado una vez que llegaba al templo, concentrándose totalmente en lo que desde el púlpito se decía, algo despertó mi interés en aquella delicada y muy seria señorita”. (Pastor Sergio Reynero).
En 1948 contrajeron matrimonio, y aunque vivieron estrecheces económicas, eran felices. En esos años fueron bendecidos con los dos primeros hijos: Alicia y Miguel Arnoldo.
Cuando deciden regresar a Chillán, son recibidos por su suegra, doña Amanda Droguett White, quien en gratitud a Dios por la maravillosa obra hecha en su hijo comienza a asistir a la Iglesia Presbiteriana.
Después, el joven matrimonio Reynero Fuentes se trasladó a los pabellones Pizarro, para luego ocupar la casa que Dios les proveyó en calle Purén #243, frente al templo matriz de la Iglesia Metodista Pentecostal de Chillán. En esta casa criaría a sus demás hijos: Sergio Hernán, Gilda, Nelson, Saúl, Eduardo, Rubén, Dina y Roberto.
En la casa era muy hacendosa, y a sus hijos los vestía impecablemente. Todos los días del año, antes de almorzar, hacía rotar la oración por los alimentos, inculcando en ellos la gratitud a Dios por el plato de comida. Criar diez hijos era agotador, pero amaba a su familia.
Su esposo Sergio Hernán, realizó diferentes trabajos, hasta llegar a ser ayudante en una reparadora de calzado, de la cual fue su propio dueño años después. En el ámbito espiritual, el hermano Reynero ocupó todos los cargos a nivel de iglesia local; desde portero, predicador y ayudante del pastor Rodolfo Riquelme Reyes. Por su parte, la hermana Encarnación se congregaba con las Dorcas los días lunes. No fallaba a la Escuela Dominical, pero por nada tomaba responsabilidades, no por arrogancia, sino por timidez.
Encarnación enfrentó diversas encrucijadas, optando siempre por el camino de la integridad. Recordado es por sus hijas cuando en un momento de necesidad, su esposo le confidencia que sólo le quedaba dinero para el diezmo. Ante esto, ella responde: “Tiene que dárselo al Señor, cumpla con lo que es de Dios”. Su esposo fue con el pastor Riquelme, quedando su billetera en cero. Lo extraordinario es que al otro día golpean temprano la puerta de su casa, trayendo una canasta de carne y pan calientito. La misericordia divina bendijo a su familia y nunca faltó el alimento en el hogar.
Guardado en la memoria de los miembros más antiguos de la Iglesia de Chillán fue el día cuando muere el querido pastor Rodolfo Riquelme. Fue la misma congregación la que hace la petición de nombrar al hermano Reynero como continuador. Él no lo deseó ni lo buscó, sólo estuvo dispuesto a la voluntad soberana de Dios. El cargo sería confirmado en la Conferencia de Barrancas de Santiago, en el año 1969.
En adelante, la vida familiar giró en torno a las nuevas responsabilidades de su esposo, quien asumió los principales cargos pastorales a nivel nacional bajo las administraciones de los Obispos Mancilla Tapia y Vásquez Valencia. Y mientras el pastor Reynero cumplía con estos deberes, la pastora Encarnación participaba en las reuniones espirituales de los días sábados y domingo, marcando respeto entre la hermandad.
Durante cuatro décadas acompañó a su esposo a llenar un libro de victorias en Cristo, con logros que se concretaron desde la cordillera con los Locales Minas del Prado, Los Castaños y Recinto, hasta Confluencia, Portezuelo y Quinchamalí por el poniente. Si bien este libro también tuvo hojas de penas y decepciones, lo escribieron juntos, amándose y apoyándose en todo.
Su paso al frente de las hermanas fue firme y constante, intentando no fallar nunca a las reuniones de Dorcas. Era consejera directa, de modo grupal o personal, inculcando desde el cuidado de la presentación personal hasta la fidelidad que debían tener con Dios. Cuando sabía de alguna necesidad se preocupaba de enviar la ayuda oportuna de manera silenciosa.
Una fecha especial como madre la vivió con el nombramiento al ministerio pastoral de su hija Alicia y su yerno Bernardo, en marzo de 1986. Más aún, años después cuando el 8 de marzo de 2004, durante la Conferencia Anual de Pastores, su hija mayor asume en el grado de Diaconisa de la Iglesia Metodista Pentecostal de Chile. Leído el ritual de consagración, ella y su esposo Sergio la besaron y felicitaron por tan importante responsabilidad. La emoción fue indescriptible.
El paso de los años mermó las fuerzas de la pastora Encarnación, pero nunca dejó de congregarse, llegando siempre con su Biblia.
Un año antes de fallecer el pastor Sergio Reynero, expresó ante sus hermanos en la fe las siguientes palabras de gratitud:
“Hoy, con los años que he vivido, debo agradecer a Dios por todo lo que me ha tocado experimentar y conocer: Por los momentos felices de mi niñez, los duros y amargos de mi juventud, las bendiciones desde que Jesús salió a mi encuentro, y porque ha prometido no dejarme nunca. Le agradezco a Dios por mi esposa Encarnación, por mi familia, por mis amigos y por mi iglesia. Puedo decir con alegría: He peleado la batalla, he corrido la carrera y confío en que Él me sustentará hasta el final, perdonará mis errores y me dará la corona que ha prometido a todos los que aman su venida. Amén”.
Once años han pasado desde la partida de su esposo Sergio Hernán, ocurrida en el año 2008 y no lo ha olvidado. La enfermedad que le ha acompañado por largos años, en ocasiones la ha enfrentado a momentos críticos, empero, Dios misericordioso la ha levantado milagrosamente y sigue en pie.
El 23 de marzo del 2018, la Iglesia Metodista Pentecostal en Chillán realizó un culto especial de alabanzas a Dios en conmemoración del nonagésimo quinto aniversario de la Iglesia. En el marco de esta celebración el pastor y Obispo Bernardo Cartes Venegas reconoció a representantes chillanejos de larga trayectoria, siendo la pastora Encarnación reconocida entre un digno grupo de pastores y hermanos. Lo emotivo fue cuando el diploma se lo entregó su propia hija, Diaconisa Alicia con un enternecedor beso.
Hoy, su cabeza canosa es corona de gloria, quizás su mente a ratos es frágil, más su fe en el amado Salvador y Señor está intacta.
Libro: Mujeres de Fe
Pablo Villouta Cabrera
Su llamado a la presencia del Señor se produjo en la noche del lunes 7 de junio del 2021.