Esmerita del Carmen Riffo Chamblas, nació el año 1943, en las cercanías de la ciudad de Carahue, donde compartió juntos a sus 12 hermanos, a los 6 años de edad pierde a su madre teniendo que ser atendida por sus hermanas mayores y en algunos casos ella también hacer la labor de ayudar en la crianza de sus hermanos menores. Aproximadamente a los 25 años contrae matrimonio con Domingo Antonio Zapara Esparza con quien tuvo 4 hijos, Pilar, Nelson, Omar y Daniela. Fue en ese momento donde se traslada a vivir a la cuidad de Santiago y es allí donde conoce al Señor teniendo aproximadamente 30 años de edad, y desde ese momento dio testimonio de haber tenido una vida entera al servicio en la obra del señor, congregándose en la Iglesia Metodista Pentecostal de Chile en la comuna de Renca, quien era presidida por el Pastor Luis Villanueva y la Pastora Rosa Arrieta. Luego de la muerte del Pastor siguió apoyando la obra de Dios ahora a cargo del Pastor Guillermo Urra y la Pastora Elizabeth Villanueva, fue en esta iglesia donde educó a sus cuatros hijos, en medio de reuniones, vigilias y puntos a la calle.
Hoy muchos de los que tuvieron la oportunidad de conocerla dan testimonio de su esmero y dedicación en la predicación al punto a la calle donde se caracterizaba por tener una voz fuerte y firme para exhortar el mensaje de salvación, en varias ocasiones sus nietos o sus hijos eran los únicos acompañantes en este hermoso y abnegado trabajo. Junto a lo anterior se puede incluir que se observó siempre de ella un amor fraternal por las almas que no conocían a Dios llevando un mensaje de salvación a los alcohólicos, drogadictos y a quien ella sabia que necesitaba de Dios.
Hasta sus últimos días de vida se dedicó a servir a Dios, llegando a los servicio u oraciones una hora antes, esto demostró que Dios significaba para ella todo, siendo él su padre, su esposo, su amigo y su confidente, compañero en mil batallas, así se despide de este mundo una mujer virtuosa, que sembró la hermosa palabra de Dios en muchos corazones, y que hoy con regocijo descansa en los brazos del señor.
Pastor Eugenio Salinas, Iglesia de Pitrufquén