Cuando alguien llega a los pies de Cristo, tiene un testimonio de vida que refleja la misericordia de Dios para con esta persona; el problema es que cuando todo está marchando bien las personas parecen olvidar de dónde Dios les ha sacado.
«La casa vieja»
Una empresa constructora de casas, obsequió todos los materiales incluyendo la mano de obra para la construcción de una vivienda a la persona que más lo necesitara.
Se hizo un sorteo entre los habitantes de una comunidad y la ganadora resultó ser una mujer que vivía en una población muy humilde y cuya casa se encontraba muy desgastada por el paso de los años.
La construcción se llevó a cabo; la nueva casa era grande y hermosa, tenía unas columnas muy fuertes y un lindo jardín que adornaba la entrada. Lo más sorprendente de todo, es que aquella casa humilde y desgastada aún seguía allí, en la parte de atrás de la nueva casa.
Los albañiles se ofrecieron ayudar a la mujer a demolerla, al fin y al cabo ya tenía una casa totalmente nueva y disponible para habitar. A lo que ella les respondió: «No es posible demoler esa casa; porque ella siempre me recordará de dónde Dios me sacó».
La casa vieja representa aquella situación de donde Dios ha sacado a una persona; la casa nueva simboliza el lugar actual a donde el Señor lo ha colocado.
«No derrumbes la casa vieja»
Esta mujer sabía que al demoler aquella casa vieja, podía llegar a olvidar lo que Dios había hecho; sabía que el brillo y la hermosura de la casa nueva podían llenarla de orgullo, por tanto prefirió dejar esa pequeña casa para nunca olvidar dónde estaría sino hubiera sido por la misericordia del Señor.
«Nunca olvides de dónde Dios te ha sacado»
La mayoría de las personas buscan a Dios cuando las cosas no están marchando bien, pero cuando hay salud, provisión y todo está bajo control parece que se alejan más de Él.
Incluso muchos cristianos olvidan las grandes cosas que Dios ha hecho en sus vidas y llegan a comportarse como si nunca hubiesen estado en el lodo cenagoso.
David reconocía que su única ayuda en momentos de desesperación y angustia había venido del Señor. «Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos», Salmos 40:2.
Cuando una persona olvida de donde Dios lo sacó termina confiando en sí mismo y llenándose de orgullo, por ello es necesario reconocer que todo lo bueno ha venido de parte del Señor.
«No te vuelvas orgulloso ni olvides al Señor tu Dios, quien te sacó de Egipto, la tierra donde viviste como esclavo», Deuteronomio 8:14.
Quizás habías olvidado todo lo que Dios ha hecho en tu vida, pero hoy es un gran día para traer a memoria las grandes maravillas de Dios y de dónde Él te sacó. Pregúntate: ¿Qué sería de tu vida si Dios no te hubiera rescatado?
Fuente: bibliatodo.com