Informamos que Dios ha llamado a su presencia a la hermana Ana María Romero Vásquez de la Iglesia Metodista Pentecostal de Coihueco (Sector 14).
Nuestra querida hermana Ana María nació el 6 de julio del año 1925 en la localidad de Bustamante y durante toda su vida destacó por ser fiel en la obra del Señor, mujer de mucha fe, puntual en los cultos, predicadora al aire libre, recta, visitadora y piadosa con el prójimo. Sin duda nuestra hermana hoy descansa en la presencia del Señor, siendo llamada al encuentro glorioso este sábado 29 de agosto de 2020, a los 95 años de edad.
La hermana Ana María contrajo matrimonio el 24 de julio de 1945 con el hermano Arístides Vásquez Vásquez, con quien tuvo 9 hijos. Este año cumplieron 75 años desde que unieron sus vidas, dejando un gran legado a su descendencia.
En la Iglesia de Coihueco se desempeñó como Jefa de Dorcas y Jefa de Coro, estando siempre dispuesta a colaborar en el pregón del evangelio.
Además, la hermana Ana María integró el Local Las Pataguas, congregación que surge bajo la administración del recordado pastor Reynero, siendo un lugar evangelizado por hermanos provenientes de Chillán. En Las Pataguas la familia Vásquez Romero ha sido de gran bendición en el pregón del Evangelio, y además, en la construcción del nuevo templo de material sólido de medidas 7 x 15. Importante también ha destacar es el aprecio, lealtad y colaboración de esta noble familia durante las administraciones de los Siervos del Señor: Sergio H. Reynero Droguett, Bernardo Cartes Venegas e Iván Fuentes Espinoza.
Nuestro Obispo Bernardo Cartes Venegas, Diaconisa Alicia Reynero Fuentes, con profundo sentir envían sus condolencias a la familia de quien fuera nuestra querida hermana Ana María Romero, comenzando por su esposo nuestro hermano Arístides Vásquez, como así también sus hijos, nietos y toda la familia. Recordamos a nuestra hermana por su fidelidad a Dios, su amor por la obra y su perseverancia. Confiamos plenamente que hoy descansa en la presencia de Dios y nosotros mantenemos la esperanza del reencuentro glorioso junto a nuestro Salvador.
“Oí una voz que desde el cielo me decía: Escribe: Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen.”