Reflexión | “¿No tienes ganas de orar? Estos pasos te ayudarán a reavivar tu vida de oración”

Muchos creyentes manifiestan haber perdido el sentir y el deseo de orar. La palabra sentir está ligada a los sentimientos y las emociones.

Dios enseña por medio de su Palabra que las emociones humanas son inestables (Jeremías 17:9). Por tal motivo conducirse de acuerdo a ellas es un grave error.

El cristiano está siendo santificado en su ser interior de manera progresiva, por lo cual no hay un creyente que tenga motivaciones puras todo el tiempo, sino que como lo explica el Apóstol Pablo, existe una lucha interna entre el bien y el mal.

«Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago», Romanos 7:19.

Perder las ganas de orar es una situación crítica para el creyente, ya que cuando se descuida la vida de oración se rompe la comunicación y la intimidad con Dios; en esta condición el creyente se encuentra vulnerable ante las asechanzas de Satanás.

Si se quiere reavivar la vida de oración es necesario considerar lo siguiente:

Camina en la verdad

No es necesario tener ganas de orar para hacerlo; cuando alguien ha tenido un nuevo nacimiento el Padre está a su alcance a cualquier hora del día, tiene la Palabra de Dios y al Espíritu Santo en su corazón que es su principal ayuda y guía.

Nadie puede engañar a Dios, cuando alguien ha abandonado la oración en el lugar secreto, Él lo sabe muy bien ya que dice su palabra que él conoce a sus ovejas, Juan 10:14.

Al ir a su presencia es necesario reconocer que se ha perdido ese deseo por la búsqueda y la intimidad, ser honestos con Dios y pedirle que Él ponga «el querer como el hacer por su buena voluntad», Filipenses 2:13.

¿Debes orar solo cuando sientes el deseo de hacerlo?

Muchas veces se llega a pensar que orar sin sentir el deseo es hipocresía ante los ojos de Dios y aunque parece ser un argumento bastante válido, es necesario considerar que la oración no es una opción sino un mandato (1 Tesalonicenses 5:17).

Los sentimientos no justifican las acciones pecaminosas, ya que si alguien peca es porque tiene el deseo de hacerlo y ha decidido llevar a cabo el acto mismo de fallarle a Dios.

El Señor es el más interesado en que una persona sea transformada a su imagen, por lo que el creyente debe hacer su parte, que es perseverar más allá de sus sentimientos y buscar del único que puede ayudarle, 1 Tesalonicenses 5:23.

Cuando no tengas ganas de orar simplemente «ora»

Aunque el creyente se encuentre muy desanimado, la única forma de vencer los obstáculos es mediante la oración; hablar con Dios un par de minutos es el mejor ejercicio para fortalecer y avivar una buena vida espiritual.

Es importante tener una lista de las oraciones que vas a llevar a cabo; apartar el tiempo y las horas necesarias para tener intimidad con Dios, evitando ocupar ese tiempo con otras actividades.

No se debe permitir que las emociones le roben al cristiano el privilegio de estar en contacto con el Padre Celestial. La oración no debe provenir de las motivaciones personales, sino que debe ser un acto de obediencia y confianza hacia Dios.

«Dios empezó el buen trabajo en ustedes, y estoy seguro de que lo irá perfeccionando hasta el día en que Jesucristo vuelva», Filipenses 1:6.

Fuente: bibliatodo.com

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