Son miles de molinenses que aún lo recuerdan en virtud a sus dotes de espiritualidad, de entrega al prójimo y por ese ejemplo que legó a los hermanos de su congregación y a tanto amigo que le conoció. Como hombre de bien y por su labor misionera e inquebrantable fe, fue declarado ciudadano ilustre de Molina.
Don Armando Garrido Garrido fue un “Maucho” muy patriota, pues nació el 18 de septiembre de 1905 en la ciudad de Constitución. Fue hijo de Clotilde Garrido e integrante de una numerosa familia. Vivió junto a su madre los periodos más importantes de su vida: la infancia y la juventud.
El hecho de estar en contacto directo con el mar lo condujo a gestionar su voluntad con el propósito de realizar el servicio militar obligatorio en la Armada de Chile. Esta experiencia lo llevó a conocer en toda su extensión gran parte del litoral chileno y a tomar un especial aprecio por la actividad marítima.
En el año 1924 contrae matrimonio con doña María Isabel Arellano Montesinos y cuya unión nace una hija: Ester. Al momento de dar a luz a su primer hijo fallece a raíz de complicaciones en el parto y don Armando queda viudo a los 19 años de edad.
Su acercamiento al evangelio de Cristo lo inicia estando en una oportunidad en el puerto de Mejillones. Fue cuando escucha al misionero norteamericano Mr. Hoover. El mensaje religioso calaría profundamente en el corazón del joven marino. Fue la oportunidad en que pensó que el Señor lo había elegido para su futura misión evangelizadora. Se sintió conmovido y lloró de emoción, lo que contagió a los restantes marineros y no faltaron los que se burlaron, ignorando el poder de Dios.
Mientras permaneció en la Armada de su país siempre se inclinó por visitar los locales de predicación. En Santiago siempre lo hacía en la Iglesia de calle Jotabeche. La palabra de Cristo ya estaba impregnada en su alma y el camino del evangelio era el gran paso que lo iba a guiar por el resto de vida.
Contrae su segundo matrimonio con doña Manuela Fuenzalida Ponce. La celebración tuvo lugar en la Iglesia Metodista Pentecostal de Talca y la preside el pastor, Reverendo Eliseo Jara.
Con su segunda esposa permanece unido 52 años. De la unión y fruto de amor de la pareja nacen 16 hijos. De estos sobreviven 8. La señora Manuela se convierte en una fiel compañera de misión que continúa desarrollando el pastor Garrido y que por largos años cumplió con abnegado esfuerzo y sacrificio en la ciudad de Molina.
Al iniciar esta nueva vida renuncia a la Armada Nacional para radicarse en Molina, donde se dedica a la actividad comercial, la cual alterna con la obra que le encomienda el Señor. Su señora, a pesar de algunas enfermedades le acompaña de día y de noche, en la ciudad y en los sectores rurales y comparte la labor del ministerio evangelizador hasta constituirse en Jefa de Dorcas.
Uno de los momentos más dolorosos de don Armando Garrido fue en el invierno de 1985 cuando fallece su esposa. Deja 8 hijos, 31 nietos y 22 bisnietos. “en ese duro trance familiar el pastor comprendió que su misión debía continuar con más fuerza y dedicación, como un homenaje a su inolvidable compañera”.
Entre las muchas labores que debió cumplir don Armando, en 1933 es nombrado oficial de la Iglesia Metodista Pentecostal de Talca. Al año siguiente es nombrado obrero probando, instancia que le permite formar la primera Iglesia Metodista Pentecostal de Chile en la ciudad de Molina. Posteriormente, en la Conferencia de Rancagua es nombrado Pastor Probando y luego es ascendido a pastor Diácono, en 1940.
Pocos años después, en 1945, cuando estaba en el directorio de la corporación, es enviado a San Rafael de Mendoza, en Argentina. Le acompañan otros pastores quienes representan a la Corporación Metodista Pentecostal de Chile.
En 1950, en las conferencias de Tomé fue distinguido con el grado de pastor Presbítero, junto a su consiervo Mamerto Mancilla (Q.E.P.D.), quien posteriormente fue consagrado Obispo. El pastor Garrido, dicho sea de paso, integró en numerosas ocasiones el Directorio Nacional de la Corporación.
En todos los años como siervo del Señor esparció la palabra de Dios por diversos sectores de la comuna de Molina y Río Claro, habiendo formado la primero Iglesia de denominación en Molina. Además habilitó 12 locales en variados Villorrios rurales de la zona. Esta labor en su vida fue permanente y sistemática. Nunca desatendió el auxilio espiritual que siempre les brindó a los enfermos, tanto hospitalizados como domiciliarios y a los internos del Presidio de Molina les asistía semanalmente con servicios religiosos los días domingos.
Como complemento de toda esta labor pastoral, fue común verlo a diario en las prédicas al aire libre, siempre preocupado de las sanidades y la salvación de las Almas. Este trabajo lo realizó con mayor énfasis en el presidio local donde numerosos internos recibieron y escucharon el evangelio, gracias a la labor abnegada del pastor Garrido, quien logró convertir a los temibles delincuentes en hombres de bien, “renovados para siempre por la palabra de Dios”, decía.
Cabe recordar el caso que relataba don Armando: “tres hombres condenados a largos años de cárcel se convirtieron al evangelio, llegando a consagrarse pastores de la Iglesia Metodista Pentecostal; dos de ellos en el norte del país y un tercero en la vecina república de Argentina. Todo este caso se constituyó en un ejemplo para la sociedad”, recordó.
Al pastor Garrido, sin lugar a dudas, Dios le concedió su bendición, pues fueron numerosas y emocionantes cada una de sus acciones, concediendo el don de la sanidad. Gracias a ello consiguió devolverles la salud a muchos enfermos y personas atormentadas por penosos males, contó que este don lo habría recibido en 1955 en la campaña evangelizadora realizada en lo que es hoy el parque O’Higgins, por el nombrado predicador norteamericano Mr. Ericsson. Enfermos crónicos o desahuciados por la ciencia médica lograron reponerse gracias a los ungimientos realizados por el Pastor.
Por más de 20 años el templo de su Iglesia, ubicado en Avda. Norte casi esquina Independencia se construyó en centro de operaciones de la labor evangelizadora y sanidad de este pastor. Una de las mejores satisfacciones logradas fue la construcción del Templo Matriz de Molina y su posterior implementación, pudiendo acoger en la actualidad a 800 personas. Este recinto sagrado ha sido centro de la acción evangelizadora, llevando las enseñanzas bíblicas hasta los más aparta
dos de las comunas de Molina y Río Claro.
Esta misión, que recae desde las manos de Dios, no ha estado ajeno a obstáculos, puesto que en las décadas de los años 1930 y 1940 se persiguió tenazmente a los evangélicos con insultos y ofensas, incluso agrediéndoles por intentar difundir el mensaje de Cristo. En 1950 se logró contar con el amparo de la Ley para predicar la palabra de Dios y cimentar así las organizaciones evangélicas que hoy prosperan en libertad.
Muchas enseñanzas y verdadero legado espiritual dejó el pastor Armando Garrido Garrido. Fue un trabajo constante y disciplinado, obedeciendo siempre las líneas directrices de la Iglesia Metodista Pentecostal de Chile. Gracias a ello se logró mantener la unidad y el progreso de esta iglesia en Molina. Otra acción que destacan los hermanos de su congregación es su presencia en lejanas localidades rurales hasta donde llegaba, desafiando las diversas condiciones climáticas y el mal estado de los caminos.
En vida esta fue parte de su obra como servidor de Dios. También su paso por esta tierra lo compartió con sus hijos y nietos, legándoles un hermoso ejemplo de amor y abnegación. Y el pueblo evangélico de Molina y de Chile lo guardará en lo más íntimos de sus recuerdos. Y al unísono parecen decir: “Dios bendiga a nuestro pastor, ¡Aleluya!”.
Recopilación de información: Corresponsal Marco Ramírez Alarcón