De espíritu alegre, franca en sus comentarios, nace el 5 de mayo de 1932, en Osorno, y en el año 1953, un día 14 de agosto, contrae nupcias con Hilario Silva Álvarez. Siete años después conoce a Jesucristo en el país hermano de Argentina, esperanzada en un cambio de vida para ella. Cuando acepta al Señor, comienza a asistir a un culto con su hijo Hilario, de cinco años.
Dios le bendice junto a su esposo con 14 hijos.
En 1962 regresan a Chile, estableciéndose en Coyhaique; posteriormente, se integran a la Iglesia Metodista Pentecostal que ministraba el Pastor Víctor Cárdenas, colaborando en el Local de Balmaceda.
Debido a que su esposo era funcionario de la Fuerza Aérea se trasladaron a Puerto Montt donde colaboró como Oficial del Pastor Alejandro Pino; en tanto, ella cuidaba la familia y participaba con las dorcas, hasta que fueron trasladados a Santiago.
En la capital se establecieron en la comuna de Conchalí, congregándose en la Clases Pedro Fontova, siendo recibidos por el Obispo Javier Vásquez Valencia; en el año 1992 su esposo es llamado al ministerio pastoral, específicamente a la República del Paraguay, y en 1994 es trasladado a la localidad de Bahía Mansa, en el sur de Chile.
Fue en el año 1998 que enfrenta un nuevo desafío, asumiendo en la comuna de San Pablo, bendiciéndoles Dios con un grupo de decididos hermanos, con quienes levantaron el templo que actualmente alberga a la Iglesia.
El 01 de mayo del 2018 fue llamada a la espera del premio glorioso que representa la eternidad con Dios, dejando una familia superior al centenar de descendientes.
Fuente: Revista La Voz Pentecostal N°57 año 2018 página 95.