Al acercarse las vacaciones experimentamos una emoción incomparable, porque sabemos que aunque sea por unos días podremos descansar y sentirnos libres de toda preocupación y compromiso…
Esta oportunidad de sentirnos libres hay que aprovecharla. Pero, ¿podrá comparase a la libertad que tenemos en Jesucristo? la libertad espiritual del pecado, de la culpa y de la vergüenza.
¿Por qué tantos cristianos nos olvidamos de este regalo? Anhelamos alejarnos del trabajo y de la rutina por un tiempo, pero no del pecado. Empleamos el tiempo que sea necesario en nuestras labores para lograr tener un fin de semana libre y relajarnos. Pero vacilamos en dedicar parte de nuestro tiempo en oración, en buscar la presencia del Padre.
Quizás sea hora de examinarnos. ¿Hemos permitido que nuestro entorno afecte su manera de pensar? esta pregunta es esencial, porque es como pensamos lo que determina que somos y lo que hacemos.
Romanos 6:16 dice que somos esclavos de aquel a quien obedecemos. Esto significa que en vez de ceder a nuestros anhelos, hayamos libertad solo cuando nos disponemos a elegir el camino de Jesucristo, dominar nuestros deseos en Jesús y seguirlo a Él. Y aunque humanamente parezca imposible, recordemos que Aquel que nos hace libres “es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos” (Ef 3:20).
Satanás quiere derrotarnos con sentimientos de inferioridad, ansiedad o rechazo. Pero nosotros tenemos de nuestro al Espíritu Santo. Rechacemos estos falsos sentimientos, somos hijos y coherederos del Reino de Dios. Hemos sido perdonados, y somos aceptados y amados.
Vivamos agradecidos por las libertades terrenales, pero no nos conformemos con ello. Entreguemos nuestra vida por completo a Aquel que en su infinito amor y gracia murió en nuestro lugar; y lo hizo para que usted y yo pudiéramos vivir realmente.
¡Su Gracia nos ha hecho verdaderamente libres!
Fuente: bibliatodo.com