Redes Sociales: ¿Un juego para niños?

A comienzos de la década del 2000 comenzó la irrupción de lo que más adelante se denominaría “red social”. El desarrollo de tecnologías de información propició la creación de redes de interacción, que se conocían en ese tiempo como “círculos de amistad”. Esta idea fue rápidamente masificada y logró romper barreras de distancias, tiempo, e incluso idioma. Al día de hoy, las redes sociales se caracterizan por la cantidad de contenidos publicados para un universo de personas muy variadas. Esta cantidad de contenidos a libre disposición de cada usuario de estas redes sociales, ha significado que su uso no regulado venga a ser un serio peligro para la población.

Son tiempos donde todo se puede realizar por Internet y, por lo tanto, el robo de información y el hostigamiento han puesto en jaque a la sociedad y la clase política que hasta cierto momento no veía mayor amenaza.

Un segmento de la población particularmente vulnerable es la niñez y la adolescencia. Aunque Internet puede ser un gran aliado en su educación y recreación, abriendo caminos y proporcionando más ventajas que no pudieron disfrutar los niños del siglo pasado, también puede conducir a situaciones que en cierto modo llegan a ser incontrolables.

El ciberbullying (o ciberacoso) es representado mediante el hostigamiento y la suplantación de identidad contra una persona a través de Internet y telefonía móvil. La mensajería es un medio muy usado en el ciberbullying a través de las conversaciones (chat) y los correos electrónicos. La mensajería es un canal de transmisión de texto, audio, vídeo e imágenes, donde es utilizado para enviar informaciones inadecuadas, groserías y extorsión a víctimas.

Otras palabras a tener en cuenta es el sexting (envío de contenido de carácter sexual), grooming (un adulto intenta ganarse la confianza de niños y adolescentes con el único fin de obtener aprobaciones de índole sexual) y la sextorsión (una persona es chantajeado por medio de amenaza de publicar o enviar imágenes de sí misma desnuda o realizando actos sexuales con el fin de que se haga viral).

Con eso, cabe preguntarse cuál es la edad más apropiada para que nuestros hijos tengan una red social. Lo más probable es que los padres no sepan lo que hacen sus hijos en Internet, pues se ha visto niños de 7 años o menos que ya poseen una red social. Facebook, por ejemplo, en su “Contrato de los Términos del Servicio” (que cometemos siempre el error de no leerlo antes de registrarnos) indica que “el usuario debe tener trece años de edad o más para poder registrarse o utilizar cualquiera de sus servicios ofrecidos”. El hecho de que Facebook requiera que el usuario tenga como mínimo trece años de edad no quiere decir por tanto que el adolescente tenga una madurez suficiente para tener una cuenta en esta red social.

En un mundo cada vez más globalizado es inevitable que nuestros niños deseen tener Facebook, pero los padres debemos tener a nuestra vista sus pasos para que ellos no sean las próximas víctimas de estas extorsiones y situaciones inadecuadas. Se debe resaltar que es responsabilidad en un principio de la familia orientar, supervisar y controlar el uso adecuado de los niños y adolescentes de los sistemas informáticos. Las redes sociales no son un juego de niños y es nuestro deber velar por la seguridad de los niños y adolescentes.

Para más información, visite el artículo publicado en la página de Amnistía Internacional referente a este tema

https://www.amnistia.org/ve/blog/2017/05/2705/los-peligros-de-las-redes-sociales-para-ninos-ninas-y-adolescentes

Escrito por: Hno. Diego Gárate Sanfuentes | Corresponsal Sector 10

Para sitio web IMPCH

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