El tiempo avanza, los días pasan, estamos a la mitad de un semestre educativo que nos indica que estamos cerca de la mitad del año, que es poco lo que nos queda para culminar esta primera etapa escolar, y en este lapso que ha transcurrido, se han manifestado ya los diferentes tipos de alumnos, los que estudian, lo que no lo hacen, los que hacen sus tareas, los que no, los que avanzan, los que se detienen y los que retroceden. En cuanto a los docentes, enfrentamos nuevos desafíos, han aparecido nuevos caracteres, nuevas costumbres, nuevos métodos de enseñanza, lo que nos indica lo dinámico que es todo esto, incitándonos a prepararnos cada día, para enfrentar estos desafíos y poder entregar lo necesario, para que nuestra labor sea significativa en nuestros estudiantes y ayudarles a llegar a la meta, o sea, culminar su semestre educativo.
En la carrera cristiana es muy similar, vemos hermanos que avanzan, otros que se detienen y otros que definitivamente se vuelven atrás, pero como dice la Escritura, nosotros no somos de los que retroceden, sino de aquellos que avanzan para lograr el objetivo más importante, que es la vida eterna.
Para lograr esto, debemos estar atentos a las enseñanzas de nuestro Maestro, para estar preparados en las pruebas que tendremos y pasarlas con éxito con la ayuda del Señor.
Quizás no siempre podamos pasar aquellas pruebas de manera rápida y sin complicaciones. En determinadas ocasiones se nos hace necesario detenernos a pensar y buscar más de nuestro Maestro, no es malo recordar que nuestra carrera sin Cristo no es más que un camino sin salida y que va directo al fracaso, y que necesitamos que nuestro Maestro guíe nuestro caminar, para lograr “aprobar” las pruebas que se nos presentan a diario y salgamos victoriosos de ellas. El mejor alumno no es el que siempre tiene la máxima calificación y avanza tranquilo, sino es el que se esfuerza e instruye día a día, para superar cada desafío, preguntando y confiando en las Enseñanzas de su Maestro, aplicando en su caminar cada consejo, sin importar la situación, tratando siempre de buscar la mejor solución y no frustrándose en las pruebas difíciles, teniendo la firmeza que con Cristo, va en el camino correcto y que necesita pasar por estas situaciones de prueba para aplicar lo enseñado y aprehendido anteriormente, construyendo así un nuevo nivel de conocimiento y ver superado su objetivo, que para nosotros los cristianos, es estar cada día, más cerca de nuestro Maestro y así lograr, como se mencionó anteriormente, la Vida Eterna.