Artículo preparado por nuestro corresponsal Lukas De La Hoz Jofré
Sin duda, uno de los aspectos que más caracteriza a la identidad de nuestra Iglesia Metodista Pentecostal de Chile, son nuestros coros instrumentales. Prácticamente somos los pioneros en este tipo de coros que han sido de bendición para millones de vidas y que han traspasado fronteras para identificar la musicalización del pueblo evangélico chileno en el mundo.
En cada culto, nuestro corazón rebosa de gozo para entonar alabanzas al único Dios bendito y poderoso, siendo nuestras adoraciones siempre acompañadas con nuestros bellos coros instrumentales, pero ¿por qué razón tenemos inserto en nosotros esta forma coral?
En los inicios de nuestra iglesia, desde 1909, solo se cantaban himnos al unísono o a acapella, formas que fueron adoptadas de Iglesia Metodista Episcopal. Al pasar los años, aproximadamente en la década de 1920, se empieza a introducir el uso de instrumentos cordófonos (Guitarras, mandolinas, violines) en las congregaciones. Todo esto surgió en el contexto de las predicaciones al aire libre donde se formaron de a poco estas estudiantinas u orquestas de cuerdas. Al principio hubo muchas opiniones negativas o discordias sobre el uso de estos en los cultos, sin embargo, a partir de la década de 1930 el uso de instrumentos se masificó aún más, lo que produjo posteriormente el origen de los coros instrumentales.
Uno de los pioneros en la introducción de nuestros coros instrumentales, fue el hermano Genaro Ríos, el mayor de tres hermanos, ex artistas circenses convertidos al evangelio, que tuvo a bien darle la idea a nuestro Obispo Manuel Umaña Salinas de formar un coro instrumental en el templo de Jotabeche para el desarrollo de los cultos, idea que agradó en gran manera a nuestro Obispo. Como aquel hermano, muchos más abrieron puertas en distintas partes de nuestro país a esta bendición musical que pudo ser transmitida a todo Chile.
Frente a este origen de los coros instrumentales, falta mencionar lo más importante de este artículo y que es la base bíblica, siendo la razón principal por la cual nosotros adoramos a Dios con esta forma coral. El Salmo 150 tiene por título “Exhortación a alabar a Dios con instrumentos de música” y en todo el capítulo dice lo siguiente:
1 Alabad a Dios en su santuario;
Alabadle en la magnificencia de su firmamento.
2 Alabadle por sus proezas;
Alabadle conforme a la muchedumbre de su grandeza.
3 Alabadle a son de bocina;
Alabadle con salterio y arpa.
4 Alabadle con pandero y danza;
Alabadle con cuerdas y flautas.
5 Alabadle con címbalos resonantes;
Alabadle con címbalos de júbilo.
6 Todo lo que respira alabe a JAH.
Aleluya.
(RV1960)
Al leer este hermoso pasaje bíblico, estamos más que seguros que adoramos a Dios con todos los instrumentos que en su palabra dice, utilizando al Rey David para entregarnos este gran tesoro de alabanza. Sigamos conservando nuestros coros instrumentales que reflejan nuestra identidad, que además han traspasado las fronteras y ya están presentes en otros países como Perú, Bolivia y Argentina. Que nuestra adoración llegue como un perfume agradable a su presencia y que estemos ¡al Son de Dios!