Cuando alguien atraviesa una prueba lo que más desea es que la situación se resuelva cuanto antes, es por ello que en estos momentos las personas tienden a desesperarse y perder la paz.
Aguardar la calma mientras las cosas empeoran y se reciben los peores pronósticos no resulta nada fácil. Sin embargo, Dios por medio de su Palabra expresa tres actitudes que debe tener un creyente ante las pruebas.
«Gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración», Romanos 12:12.
1.- Gozosos en la esperanza
Hay situaciones que simplemente se escapan de las manos, por ello es necesario reconocer que el único que puede actuar en medio de ellas es el Señor. Quien tiene gozo demuestra que confía plenamente en Dios.
La única manera de estar en pie ante las pruebas es teniendo gozo y esperando pacientemente que Dios actúe en medio de la situación.
«Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia», Santiago 1:2-3.
2.- Sufridos en la tribulación
No se trata de negar el sufrimiento ni fingir que todo está bien; es necesario poner los pies sobre la tierra y enfrentar la realidad con fe y paciencia, sabiendo que por muy fuerte que sea la prueba Dios siempre estará ahí.
Soportar con paciencia implica no quejarse ni molestarse, sino aguardar que Dios obre en medio de la dificultad.
«Para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo», 1 Pedro 1:7.
3.- Constantes en la oración
Es muy necesario perseverar en la oración porque a través de ella se reciben las fuerzas necesarias para esperar en el Señor. La oración trae paz y enseña al creyente a depender cada día del Señor.
Estar en constante comunicación con Dios le ayudará ejercitar la paciencia mientras pasa la prueba.
«Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias», Filipenses 4:6.
Fuente: bibliatodo.com